lunes, 14 de octubre de 2013

Sorolla, el color del mar

 
En 1909 Joaquín Sorolla, aconsejado por Aureliano de Beruete, compró una parcela en Madrid.

El arquitecto y amigo del pintor Enrique María Repullés, le diseñó la casa, que construyó en dicha parcela.


Sorolla diseñó el jardín, cual patio andaluz, con fuentes, estatuas y azulejos de estilo valenciano con dibujo azul sobre fondo blanco.


En 1911 la casa se terminó, y tras la muerte del artista su esposa hizo testamento en el que la donó al estado para que pudiera convertirse en el museo del artista.
A la muerte de la Clotilde su patrimonio pasó a manos del estado, y en 1931 se aceptó el proyecto, quedando finalizado en 1932.
 
El primer director del museo fue Joaquín Sorolla García, hijo del matrimonio Sorolla,  por expreso deseo de la fundadora.
Al morir este, sus bienes también formaron parte del museo, aceptando el testamento en 1951.
 
El museo concentra la mayoría de los objetos que el artista reunió en vida, esculturas, pinturas, dibujos etc.
 
 
La exposición temporal que tiene el museo hasta el 20 de octubre, está titulada Sorolla. El color del mar. Está dividida en tres secciones: El espectáculo incesante, las horas del azul y De la naturaleza a la pintura.

En ella se recogen más de 60 obras pictóricas del artista, que pertenecen al museo y algunas de ellas no habían sido nunca expuestas.










"Hay en las nubes de esta tarde violetas y azules muy hermosos [...] un azul, sobre todo, más floral que aéreo, el azul de la cineraria, que choca mucho visto en el cielo. Y también esa nubecilla rosa tiene un tinte de flor, de clavel o de hidrangea". Marcel Proust.
 
 
 
El tema de la exposición, como no, es el que da fama a Sorolla, el mar, ese medio inquieto que tanto le gustaba.
 
 

Le atraía la persecución de la luz y el color en el mar, los efectos sobre él.
 
Además junto a las obras hay paneles explicativos con pigmentos, evoluciones de color y materiales.
 
"El cuerpo moreno del nadador tomaba, al descender, las transparencias de la porcelana." Vicente Blasco Ibáñez. (1918)
 
A sorolla le gustaba pintar "al sol" como él llamaba a pintar al aire libre.

Por eso cuando escribe a su mujer en sus viajes le dice cosas como: "Aprovecho los últimos fulgores de la luz y te escribo esta mirando al puerto, que está precioso; Empiezan a brillar las luces de los vapores y envuelve todo el puerto un color rojizo violeta muy fino". (Sorolla a Clotilde en 1907)


          "Deseo salga el sol mañana y entre en calor artístico..." (1982)
 
"...mañana voy a tener un día espléndido de sol y espero aprovecharlo muy bien"
(1907)

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