domingo, 22 de junio de 2014

Cenotafio al General Torrijos


Málaga, España, 11 de diciembre de 1831 a las once y media de la mañana fusilaban al General José María de Torrijos y Uriarte y a 48 de sus compañeros, pero eso es solo la consecuencia del contexto histórico, político y social que acontecía.

José María Torrijos y Uriarte nació en Madrid en 1791.
Torrijos combatió en la Guerra de la Independencia española pero, tras la restauración del sistema absolutista (1814) por Fernando VII, participó en el pronunciamiento de Juan van Halen en 1817. Tras este fue apresado y estuvo dos años en prisión hasta que se produjo el pronunciamiento de Riego en 1820.

Tras su excarcelación, durante el Trienio Liberal (1820-1823), ocupó puestos como capitán general de Valencia, mariscal de campo y ministro de la Guerra.

En 1823 combatió en la invasión francesa de los Cien Mil Hijos de San Luis en España y finalmente, tras la victoria de los absolutistas, se exilió a Inglaterra.
Desde allí decidió planear un pronunciamiento, el cual, él mismo iba a encabezar y cuya victoria fue asegurada por el gobernador civil de Málaga, Vicente González Moreno, bajo el seudónimo de Viriato.

El día dos de diciembre del año 1831 desembarcó en la costa de Málaga, en la playa de El Charcón, procedente de Gibraltar con sesenta hombres. El día cinco, cercados en Alhaurín de la Torre, Torrijos decidió pactar una rendición engañado por Vicente G., el cual se piensa que le podría haber comentado la idea de trasladarlos a Málaga y hacer allí un levantamiento.

Cuando sus compañeros fueron ingresados en la cárcel pública y él llegó a la Plaza de las Cuatro Calles, actual Plaza de la Constitución, descubrió la traición y fue ingresado en un calabozo del Cuartel de Mundo Nuevo.

La tarde del diez de diciembre se les trasladó al Convento de San Andrés donde se les leyó la sentencia de muerte ya firmada por el rey.
A la mañana siguiente, 11 de diciembre de 1831, a los cuarenta años fue ejecutado Torrijos, de un solo proyectil que le entró por debajo de la sien, un tiro muy preciso para los jovencísimos soldados de Soria, por lo que se puede pensar que pudo ser ejecutado con un tiro de gracia.


De manera póstuma se le concedió el título de Conde de Torrijos.

La propia esposa del general, Luisa Sáenz, escribió la vida y muerte de su marido, dejando el mejor testimonio de la libertad y la lucha revolucionaria.

Llegaron al sitio fatal. La tiranía, bajamente envidiosa y cobardemente avara de toda gloria para con su víctima, no le permitió mandar el fuego y recibir las cargas sin vendarle los ojos, única gracia que mi esposo se había permitido pedir. Se manifestó urbanamente agradecido a su confesor, dio a conocer su satisfacción por la conformidad y entereza de sus compañeros, y saludando con estos el objeto de todos sus afanes y la causa que le había empeñado en este sacrificio, con un enérgico "Viva la libertad", cayó mi esposo y cayeron todos sus compañeros a los mortales rayos lanzados a la voz de la perfidia, por orden de la airada y sangrienta tiranía.

Tras la muerte del general sus restos y los de sus compañeros fueron depositados en el cementerio de San Miguel.

En el año 1842 se construye un obelisco en la Plaza de la Merced, la entonces llamada Plaza de Riego, conmemorando la acción heroica del general y sus 48 compañeros.
Se decide colocar allí, y no finalmente en la playa como pedían, ya que la plaza estaba asociada por Riego al movimiento liberal.


Diseñado por el arquitecto municipal Rafael Mitjana y Ardison, está considerado como el monumento civil urbano más importante y característico de la Málaga del siglo XIX.

El cenotafio a Torrijos consta de una cripta, en la que reposan los cuerpos del general y sus compañeros, sobre la que se alzan tres basamentos de piedra superpuestos.

El basamento inferior, que actúa como base no tiene decoración.

El cuerpo central, coronado en sus aristas con cuatro mensulones de bronce, soporta cuatro planchas con la dedicación del pueblo.

El basamento superior, más esbelto, muestra las cuatro planchas con los nombres de los fallecidos.


Sobre estos basamentos descansa el obelisco, una forma piramidal muy esbelta y estilizada, formada por secciones en las que se disponen coronas de laurel en bronce entrelazadas.

Aunque Rafael Mitjana creó un programa decorativo algo más barroco, la decoración fue reducida eliminando algunos elementos del proyecto por problemas económicos.

Uno de los elementos que se cambió fue la escultura de la Fama y los trofeos militares que proyectó el arquitecto inicialmente. Esta escultura fue sustituida por una corona de laurel en broncAunque se creó el proyecto del cenotafio, el monumento quedó aislado en la plaza hasta que se reformó en 1858 con el proyecto de José Trigueros.

La verja sobre pretil, de sencillas arcadas de piedra en los accesos, que rodea a este monumento, delimita una porción de terreno que fue otorgada por orden de la reina Isabel II a la soberanía francesa, para impedir que nadie pudiera acceder a los restos mortales del general José María de Torrijos y Uriarte. Finalmente el estado francés devuelve cierta potestad sobre el monumento en 1978.

Poema de José Espronceda ante el deceso del General

A la muerte de Torrijos y sus compañeros
Helos allí: junto a la mar bravía
Cadáveres están ¡ay! los que fueron
Honra del libre, y con su muerte dieron
Almas al cielo, a España nombradía.

Ansia de patria y libertad henchía
Sus nobles pechos que jamás temieron,
Y las costas de Málaga los vieron
Cual sol de gloria en desdichado día.

Españoles, llorad; mas vuestro llanto
Lágrimas de dolor y sangre sean,
Sangre que ahogue a siervos y opresores,

Y los viles tiranos con espanto
Siempre delante amenazando vean
Alzarse sus espectros vengadores.


En mi cuenta de Pinterest podéis encontrar más imágenes sobre el monumento.

2 comentarios:

  1. Buenos días. ¿De dónde extraes el dato de que Francia devuelve la titularidad del terreno del monumento de La Merced en 1978? Gracias de antemano.

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  2. Efectivamente, como menciono en el post, el monumento sigue rigiéndose bajo la soberanía francesa, la cual era absoluta hasta 1978, cuando el estado francés delega las competencias del monumento, algo así como su "guarda y custodia", pero sin renunciar a la soberanía sobre el terreno.

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