Una mesa integrada por Fernando Francés, director del Centro de Arte Contemporáneo, Rosario Camacho, catedrática de Historia del Arte en la Universidad de Málaga y profesora de la misma hasta hace un año. Completaban la mesa los arquitectos Ana Rojo y Rafael de Lacour.
Hago esta pequeña entrada en el blog para destacar algunos conceptos que me han impresionado bastante.
Rosario Camacho ha comenzado su intervención hablando de la Málaga del siglo XVIII, refiriéndose a ella como "colorista" por los frescos que adornaban sus paredes.

Se refiere en primer lugar a la llamada "casa del administrador" por sus maravillosas pinturas murales, terminando la frase con un lamento por no su derribo. La casa del administrador fue expropiada, y sus pinturas "recuperadas y guardadas".

Nos ha mostrado también imágenes de una casa en Pasillo de Atocha, calle que vamos a perder con la construcción del hotel proyectado por Moneo, en la que vemos un magnífico fresco con un motivo infantil.

"Nos quedaron esos ojos que parecían culparnos por lo que habíamos hecho con las pinturas"

Para mí esta frase de Rosario Camacho dice mucho de lo que hemos dejado que hagan con el patrimonio.
La mesa ha tratado la supremacía del arte sobre la arquitectura o viceversa, llegando a la conclusión, propia por supuesto, la arquitectura y el arte van de la mano, aunque en la prehistoria ya se hiciera "arte" y no se necesitara la arquitectura, ideas que han rebatido los arquitectos de la mesa.
Rafael de Lacour ha añadido "la arquitectura es necesaria, es útil, el arte es inútil".
Fernando Francés ha argumentado magistralmente sus ideas, y ha dicho: "No existía el territorio propio de la arquitectura".
Me gustaría terminar con la frase de Rosario Camacho: "La arquitectura sí es arte".
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